lunes, 18 de noviembre de 2013

El ruido castiga a 550.000 hogares La contaminación acústica es ya el principal problema de las viviendas y concentra la mayoría de las quejas

El caso de Laia Martín, la pianista de Girona que se enfrenta a siete años de cárcel por molestar reiteradamente a una vecina tocando este instrumento, ha reavivado el debate sobre la cantidad de contaminación acústica que la ciudadanía está dispuesta a asumir como tolerable. Y son muchas las familias que, a diario, sufren unos niveles de ruido que poco tienen que ver con una aceptable calidad de vida. Así, según recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE), prácticamente uno de cada cinco hogares valencianos está expuesto a molestias por ruidos ocasionados por vecinos o procedentes del exterior; en concreto, unos 550.000 domicilios repartidos por toda la Comunitat. Además, el ruido se ha convertido ya en el mayor de los problemas que afectan a las viviendas valencianas, por encima de la escasez de luz natural, de la contaminación del aire o de la delincuencia y el vandalismo.
Esta incipiente concienciación de la población está teniendo su reflejo en el aumento de las denuncias y quejas que los residentes suscriben por molestias ocasionadas por el ruido, y que tiene su máxima expresión en ciudades como Valencia y Alicante. En la capital del Turia, por ejemplo, dos de cada tres mediaciones que los agentes de la Policía Local llevan a cabo en enfrentamientos vecinales están relacionadas con problemas de contaminación acústica (conflictos con casales falleros y terrazas hosteleras, en su mayor parte). Y estas mediaciones policiales se han disparado, pasando de las 177 de 2011 a las 366 del año pasado. Hasta el 30 de septiembre del presente ejercicio, los agentes han intervenido ya en 371 casos.
En esta línea, de media el Ayuntamiento de Valencia abre cada mes más de 60 expedientes sancionadores en materia de contaminación acústica. Entre el pasado año y el primer semestre de este ejercicio ya ha tramitado 1.203, aunque la mayoría se refieren a infracciones leves, como realizar obras fuera del horario permitido o poner demasiado alto el volumen de la televisión.
En Alicante la situación es parecida y la Policía Local ya abre más de 400 expedientes de denuncia por exceso de ruido al año. El pasado verano, por ejemplo, en la capital alicantina se duplicaron las actas policiales a locales por exceso de ruido o por cerrar después del horario permitido, y los agentes llegaron a paralizar hasta 14 obras.
Hasta el defensor del pueblo valenciano, el Síndic de Greuges, recalca en su memoria anual el impacto de la contaminación acústica en el día a día de los valencianos. De hecho, a lo largo del pasado ejercicio una de cada tres quejas que recibió en materia de medio ambiente se referían, directamente, a molestias ocasionadas por ruido.
Sobre ello, el profesor de Acústica Medioambiental de la Universidad de Alicante, Antonio Hidalgo, lo tiene claro: «antes se aguantaba más, pero ahora la gente está empezando a darse cuenta de que tiene derechos y sabe que la ley le ampara, por lo que exige mejores condiciones de vida y surgen muchísimas más denuncias». Hidalgo, que también es Director de Comunicación de la Asociación Española para la Calidad Acústica (Aecor) y gerente de la empresa Cecor, explicó a LAS PROVINCIAS que las tres grandes áreas que generan contaminación acústica en la actualidad son las actividades en la vía pública, sobre todo por problemas causados por la «inacción» de los ayuntamientos a la hora de hacer cumplir la normativa sobre terrazas hosteleras o espectáculos musicales; los ruidos ocasionados por los propios vecinos; y las molestias que provocan infraestructuras como aeropuertos o carreteras.
Tanto está creciendo la exigencia de los valencianos a vivir en un entorno sin sonidos molestos, que la Universidad de Alicante tiene previsto poner en marcha el próximo año un programa para formar en materia acústica a especialistas como arquitectos o técnicos municipales. «Será una formación complementaria con titulación propia», precisó Hidalgo.
Pero cuando las denuncias policiales no consiguen rebajar las molestias por ruido, los afectados no tienen más remedio que recurrir a la vía judicial. Al respecto, la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2013 alerta del «importante número» de capitales de provincias de tamaño medio y grande en las que se han incrementado la cantidad de procedimientos penales en materia de contaminación acústica. En esta línea, destaca el informe de la Fiscalía de Valencia que, el pasado año, hizo referencia a «cuatro procedimientos por contaminación acústica, dos de ellos por prevaricación y un tercero contra el presidente de una falla por falta de insonorización de un casal fallero y su negativa incidencia en la salud de un grupo de vecinos».
Por su parte, el abogado Raúl Burgos, de Seronda Estudio Jurídico, un bufete especializado en demandas por ruido, destacó que este despacho tiene en marcha, en la actualidad, hasta una quincena de procesos judiciales; mientras que, en los últimos nueve años, ha obtenido sentencias favorables para unos 60 casos más; algunos de ellos muy parecidos al de la pianista de Girona. «Un residente de la avenida del Cid de Valencia sufría los ruidos de su vecino, que tocaba el piano durante varias horas al día. Intentó hablar con él, pero no pudo llegar a un acuerdo y después de llamar en varias ocasiones a la Policía Local y hacer mediciones presentamos una demanda civil. Finalmente, una sentencia del Tribunal Supremo le prohibía tocar el piano o bien insonorizar su vivienda, así como pagar una indemnización de 8.000 euros a la familia afectada», relató Burgos.
Este especialista recalcó el amplio abanico de problemáticas distintas que, en la actualidad, están originando conflictos en materia de contaminación acústica. «Hemos llevado casos como el de un supermercado de Tavernes, que tuvo que indemnizar a los afectados por los golpes de la carnicería y los ruidos de las cámaras y los aparatos de refrigeración; o el de un pub de Pobla de Farnals, que tiene que cerrar y pagar una indemnización de más de 100.000 euros», recordó. En estos momentos están en marcha procesos judiciales por los ruidos que originan un campo de tiro en Náquera, un pub en Llosa de Ranes, un ascensor en un edificio de Torrent, un centro de transformación de telecomunicaciones en Valencia, un casal fallero de Aldaia, un hotel de Canet o un horno en Piles, entre otros.
Pese a que la mayoría de las decisiones judiciales favorables a los afectados terminan con una indemnización y la obligación de que cesen los ruidos, comienzan a verse sentencias que van mucho más allá. A principios del verano, el Tribunal Supremo confirmaba la condena de tres años de cárcel al dueño de un pub de Anna por las continuas molestias acústicas ocasionadas a los vecinos por el negocio que regentaba y por manipular el limitador de potencia de sonido que le habían obligado a instalar.
Pero no sólo los particulares y las empresas tienen que hacer frente a demandas por contaminación acústica. Los máximos mandatarios públicos tampoco se libran del yugo del ruido. El alcalde de Cullera, Ernesto Sanjuán, se enfrenta a una pena de dos años y tres meses de prisión, y a ocho de inhabilitación para desempeñar un cargo público, por permitir que tres pubs de la localidad superasen durante varios años los límites de ruido permitidos. Su homólogo de Oliva, David González, tuvo que prestar declaración ante el juez por una denuncia contra el ayuntamiento del municipio por las molestias de los chiringuitos de la playa. En Valencia, un jurado falló en contra del ayuntamiento este verano por el perjuicio generado por una verbena fallera a unos vecinos de Torrefiel. Ésta ha sido la primera sentencia de este tipo registrada en la capital.
Lucha vecinal
En estos momentos, los colectivos vecinales tienen dos grandes frentes abiertos contra el ruido: el ocio en la calle y el ruido de los aviones. Por una parte, el denominado botellón, como apunta la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, María José Broseta. «Antes se concentraba en una o dos zonas, pero ahora se ha extendido por toda la ciudad. Además de suciedad, genera mucho ruido por los gritos y los equipos de música de los coches», comenta. Sobre las terrazas hosteleras, «no todos incumplen el horario, pero algunos sí y notamos que va a más», lamenta.
La Concejalía de Contaminación Acústica, por su parte, no para de desarrollar campañas de concienciación tanto en los colegios, en las que han participado casi 12.000 alumnos, como en zonas de ocio como El Carmen o Juan Llorens. Actores y mediadores han recorrido estos entornos repartiendo 'flyers' y tratando de convencer a los jóvenes de la necesidad de respetar el descanso de los vecinos.
Por último, Aena al fin ha activado su plan para reducir el ruido de los aeropuertos, e insonorizará gratis más de 2.500 viviendas afectadas. Además, Navegación Aérea está ensayando una nueva tecnología con la que los aviones serán más precisos en sus maniobras y así se minimizarán las molestias sonoras que ocasionan.

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